viernes, 28 de febrero de 2014

Los cómics de superhéroes: entre la frivolidad y la avaricia


Por Raúl H. Pérez Navarrete

Hablar de cómics de superhéroes y de toda la industria que los rodea se está volviendo cansado. La frivolidad y la avaricia que los ha envuelto en los últimos años gracias a las adaptaciones cinematográficas los han convertido en meras herramientas de los grandes estudios hollywoodenses para fabricar dinero a montones. La industria fílmica, así como las editoriales de historietas, son sin duda un negocio, sin embargo, la dignidad que alguna vez alcanzaron los cómics de superhéroes a finales de la década de los años 80 de la mano de autores como Alan Moore, Frank Miller y Neil Gaiman (labor que en los años siguientes continuaron autores como Kurt Busiek, Alex Ross, Mark Waid y Grant Morrison), poco a poco se desvanece. Parece que ahora, al hablar de cómics de superhéroes, se cae inevitablemente en discusiones sobre castings disparatados por parte de los estudios, y en los relanzamiento de DC comics (¿cuántas crisis, horas cero y flashpoints necesita?).

Justice league, versión The new 52.

Ya lo he dicho en otras ocasiones, el cómic de superhéroes no es toda la industria de la historieta y, para comprobarlo, basta asomarse a lo que está haciendo Image comics o lo que se publica en Europa (a través de Archaia –ahora parte de BOOM! Studios- empecé a leer The killer, de Matz y Luc Jacamon; y Okko, del escritor y guionista Hub). Sin embargo, el cómic de superhéroes es un subgénero esencial y es por eso que  debe recobrar su dignidad, recuperar su espíritu épico de tintes mitológicos en cuyo interior engloba lo mejor y lo peor del ser humano. Los años pesan y décadas de líneas temporales son cada vez más difíciles de utilizar, pero es urgente que la industria del cómic se libere de la frivolidad y avaricia de los estudios cinematográficos; es hora de repensar la cantidad y periodicidad de sus títulos y apostar por giros en el tratamiento de sus personajes (Hawkeye de Matt Fraction es espectacular y, a pesar de la polémica a su alrededor, Superior Spider-Man fue un movimiento arriesgado pero necesario... aunque hace un tiempo dije algo distinto).


No importan las rabietas de Alan Moore sobre este subgénero, los superhéroes serán siempre una parte importante de la pop culture y un reflejo de los tiempos que corren; una gran ventana para imaginar y asomarnos a otras literaturas, como lo fue para muchos que amamos esas historias y personajes.

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