Por Raúl H.
Pérez Navarrete
Hablar de cómics
de superhéroes y de toda la industria que los rodea se está volviendo cansado.
La frivolidad y la avaricia que los ha envuelto en los últimos años gracias a
las adaptaciones cinematográficas los han convertido en meras herramientas de
los grandes estudios hollywoodenses para fabricar dinero a montones. La
industria fílmica, así como las editoriales de historietas, son sin duda un
negocio, sin embargo, la dignidad que alguna vez alcanzaron los cómics de
superhéroes a finales de la década de los años 80 de la mano de autores como
Alan Moore, Frank Miller y Neil Gaiman (labor que en los años siguientes continuaron
autores como Kurt Busiek, Alex Ross, Mark Waid y Grant Morrison), poco a poco
se desvanece. Parece que ahora, al hablar de cómics de superhéroes, se cae
inevitablemente en discusiones sobre castings disparatados por parte de los estudios, y en los relanzamiento de DC comics (¿cuántas crisis, horas cero y flashpoints necesita?).
Justice league, versión The new 52. |
Ya lo he dicho en otras ocasiones, el cómic de superhéroes no es toda la
industria de la historieta y, para comprobarlo, basta asomarse a lo que está haciendo Image comics o lo que se publica en Europa (a través de Archaia –ahora
parte de BOOM! Studios- empecé a leer The killer, de Matz y Luc Jacamon; y Okko,
del escritor y guionista Hub). Sin embargo, el cómic de superhéroes es un
subgénero esencial y es por eso que debe
recobrar su dignidad, recuperar su espíritu épico de tintes mitológicos en cuyo
interior engloba lo mejor y lo peor del ser humano. Los años pesan y décadas de
líneas temporales son cada vez más difíciles de utilizar, pero es urgente que la
industria del cómic se libere de la frivolidad y avaricia de los estudios
cinematográficos; es hora de repensar la cantidad y periodicidad de sus títulos
y apostar por giros en el tratamiento de sus personajes (Hawkeye de Matt Fraction es espectacular y, a pesar de la polémica
a su alrededor, Superior Spider-Man
fue un movimiento arriesgado pero necesario... aunque hace un tiempo dije algo distinto).
No importan las rabietas de Alan Moore sobre este subgénero, los
superhéroes serán siempre una parte importante de la pop culture y un reflejo de los tiempos que corren; una gran
ventana para imaginar y asomarnos a otras literaturas, como lo fue para muchos
que amamos esas historias y personajes.
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