Por Raúl H. Pérez Navarrete
El lugar: una modesta casa en una ciudad pequeña del sur de los Estados Unidos. La hora: cinco minutos para la medianoche. Es viernes. En el segundo piso, una débil luz escapa por una ventana. Un niño lee sentado en su litera, cubierto por una sábana, mientras sostiene en una mana la lámpara y en la otra una historieta cuya portada seguramente escandalizaría a sus padres y al cura de la iglesia. Siente miedo pero no puede apartar la mirada de las páginas. En la portada, firmada por Jack Davies, un verdugo está a punto de cortarle las manos a un hombre con un hacha. Arriba de la imagen aparece el título del cómic: Historias desde la cripta.
Marcando la pauta
El lugar: una modesta casa en una ciudad pequeña del sur de los Estados Unidos. La hora: cinco minutos para la medianoche. Es viernes. En el segundo piso, una débil luz escapa por una ventana. Un niño lee sentado en su litera, cubierto por una sábana, mientras sostiene en una mana la lámpara y en la otra una historieta cuya portada seguramente escandalizaría a sus padres y al cura de la iglesia. Siente miedo pero no puede apartar la mirada de las páginas. En la portada, firmada por Jack Davies, un verdugo está a punto de cortarle las manos a un hombre con un hacha. Arriba de la imagen aparece el título del cómic: Historias desde la cripta.
Marcando la pauta
Corría el año de 1947 cuando William M. Gaines, de 25 años, hereda E.C. Comics luego de la trágica muerte de su padre. E.C. es en ese momento una editorial sin nada especial, con historietas que siguen los clichés de la época: historias de crímenes y del viejo oeste. Las cosas cambian con la llegada del dibujante Al Feldstein quien le propone a Gaines cambiar de rumbo y hacer que el resto de la industria los siga a partir de ese instante. Ambos coincidían en su inclinación por el terror y el paso lógico fue transformar sus historietas de vaqueros y criminales en el hogar de hombres lobo, muertos vivientes y vampiros. Es así que entre los meses de febrero y junio de 1950 surgen The crypt of terror (seis meses más tarde, Tales from the crypt) anteriormente Crime patrol; The vault of horror (antes War against crime), y The haunt of fear (previamente Gunfighter).
El dibujante e historiador Don Markstein apunta que, si bien la línea de terror de E.C. no fue la primera ni la más explícita de la industria, sí fue la de mejor calidad. Entre su legendaria planta de escritores y dibujantes se encontraban nombres como Johnny Craig, Jack Davies, Graham Ingels, Jack Kamen, Harvey Kurtzman, Al Williamson, Wally Wood y el propio Feldstein, quienes dieron vida a los tres narradores de las escalofriantes historias: the crypt keeper, the old witch y the vault keeper, personajes que se convirtieron en el otro factor que catapultó a los títulos de E.C. al inconsciente colectivo de un sinnúmero de niños y jóvenes.
El dibujante e historiador Don Markstein apunta que, si bien la línea de terror de E.C. no fue la primera ni la más explícita de la industria, sí fue la de mejor calidad. Entre su legendaria planta de escritores y dibujantes se encontraban nombres como Johnny Craig, Jack Davies, Graham Ingels, Jack Kamen, Harvey Kurtzman, Al Williamson, Wally Wood y el propio Feldstein, quienes dieron vida a los tres narradores de las escalofriantes historias: the crypt keeper, the old witch y the vault keeper, personajes que se convirtieron en el otro factor que catapultó a los títulos de E.C. al inconsciente colectivo de un sinnúmero de niños y jóvenes.
The old witch
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Las antologías de historias aparecían bimestralmente y pronto encontraron en los estantes imitadores provenientes de diversas editoriales entre los que se hallaban House of mystery y House of secrets, de DC.
La seducción del inocente
Las historias de Feldstein y Gaines pueden parecer ingenuas hoy en día, sin embargo, los trágicos e irónicos desenlaces, las explícitas portadas y el negro sentido del humor de los narradores se convirtieron en el blanco de los ataques del psiquiatra Fredric Wertham, quien acusó a E.C. y a la industria del cómic en general de promover entre sus jóvenes lectores la delincuencia, el suicidio e incluso el comunismo.
La aparición en 1954 de La seducción del inocente colocó las ideas del psiquiatra ante la opinión pública. Para Wertahm, las historietas románticas incitaban a las adolescentes a la prostitución al tiempo que los cómics de superhéroes -como Supermán- invitaban a los niños a saltar de los tejados. Mientras que para editores como Stan Lee los argumentos de psiquiatra hicieron poco daño en sus publicaciones, para Gaines significó la muerte de los títulos de horror de E.C.
La seducción del inocente
Las historias de Feldstein y Gaines pueden parecer ingenuas hoy en día, sin embargo, los trágicos e irónicos desenlaces, las explícitas portadas y el negro sentido del humor de los narradores se convirtieron en el blanco de los ataques del psiquiatra Fredric Wertham, quien acusó a E.C. y a la industria del cómic en general de promover entre sus jóvenes lectores la delincuencia, el suicidio e incluso el comunismo.
La aparición en 1954 de La seducción del inocente colocó las ideas del psiquiatra ante la opinión pública. Para Wertahm, las historietas románticas incitaban a las adolescentes a la prostitución al tiempo que los cómics de superhéroes -como Supermán- invitaban a los niños a saltar de los tejados. Mientras que para editores como Stan Lee los argumentos de psiquiatra hicieron poco daño en sus publicaciones, para Gaines significó la muerte de los títulos de horror de E.C.
W. M. Gaines y A. Feldstein
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Historias desde la cripta
Tras su deceso a mediados de los 50, Tales from the crypt, The vault of horror y The haunt of fear regresaron de la muerte en los años 80 como muchos de los personajes en sus páginas. George Romero, R. L. Stine y John Carpenter se encuentran entre las personalidades del cine y la literatura que fueron tocados por las creaciones de Gaines y Feldstein. Algunas de sus películas y libros son parte del legado de los cómics de E.C. junto a las adaptaciones de los cómics al cine (tres ocasiones) y a la televisión (dos ocasiones), sin contar las reimpresiones de las historietas.
Gobiernos y corrientes políticas vendrán junto con moralistas fanáticos, pero el miedo y la fascinación por lo sobrenatural permanecerán en las raíces mismas del hombre, sin importar las explicaciones provenientes de la ciencia y la comodidad proporcionada por la tecnología. El miedo, decía H.P. Lovecraft, pero sobre todo el miedo a lo desconocido, es el sentimiento más antiguo del ser humano.
*Publicado originalmente en la desaparecida revista en internet La espiral, el miércoles 8 de abril de 2009.
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