Por Raúl H. Pérez Navarrete
En mi niñez, los comics jugaron un papel muy importante en mi acercamiento a la literatura; si hoy en día disfruto de autores como Haruki Murakami o Jorge Luis Borges, sin duda se lo debo a Stan Lee y a sus creaciones.
Stan Lee

Cuando intentaba regresar a los cómics de superhéroes descubría que era casi imposible debido a los constantes cambios en los personajes (Nick Fury ahora se parecía a Samuel L. Jackson en el universo Ultimate de Marvel) y a las tramas cada vez más enredadas y absurdas (en 2007, el escritor J. Michael Straczynski y el editor Joe Quesada fueron los responsables de la historia “One more day”, en la que Spider-Man hace un trato con Mephisto para salvar a May Parker, dando como resultado una nueva realidad que destruyó lo planteado en las últimas décadas en las páginas de los cómics, como su matrimonio con Mary Jane y la muerte de Harry Osborne). Ante este escenario, no me quedaba más remedio que dirigirme ocasionalmente a historietas como Hellboy y a las adaptaciones cinematográficas de Ghost World y Persépolis.
Gracias a páginas como Taringa! tuve la oportunidad de acercarme en fechas recientes a The Maxx, de Sam Kieth, Usagi Yojimbo, de Stan Sakai, El cadáver y el sofá, de Tony Sandoval, entre otras obras. Hasta el día de hoy considero que los los diálogos de Fabian Nicieza y Chris Claremont son geniales y el trazo de Jim Lee extraordinario, sin embargo, el mundo que ofrecen creadores como Moebius y Art Spiegelman es sin lugar a dudas mucho más rico.
Arzach, de Moebius
Haciendo las paces con las capas y las máscaras

El legado
La búsqueda por mantener la vigencia de personajes creados hace ya varias décadas ha generado cientos de “retcons” e historias absurdas. Tras leer la miniserie “Ghost rider: road to damnation”, se me ocurre que las miniseries pueden ser una forma de terminar con esto; otra solución –pienso en voz alta- se podría encontrar en el “legado” de los héroes, como ocurre con las más recientes sagas de Batman, donde se planteó su desaparición y posibles sustitutos o lo ocurrido en el universo Ultimate de la editorial Marvel, donde Peter Parker muere y un joven de origen latino y afroamericano toma el nombre de Spider-Man. Tal vez ese sea el futuro para estos longevos héroes.
Mientras algunos editores se empeñan en transformar drásticamente el estatus quo de los personajes, nos queda el consuelo de que las grandes sagas están ya impresas y podemos siempre regresar a ellas. Finalmente, las historias están ahí. Además, el mundo del cómic se extiende más allá de Marvel y DC. Los superhéroes son una parte importante, pero sólo una parte, del gran universo del cómic.
Maus, de Art Spiegelman
2 comentarios:
Por lo mismo dejé de leer cómics de superhéroes. Su afán de captar nuevo público los lleva a faltarle el respeto a los seguidores de años. Pero aún hay algunas novelas gráficas y miniseries muy buenas. ¿Leíste "All Star Superman?"
Mike, sin duda.
Con respecto a All star, leí algunos números, está muy bueno.
Saludos.
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