Por Raúl H. Pérez Navarrete


Recuerdo que tuve conciencia de la “guerra de los clones” con la aparición de las nuevas cintas de Star wars. Los subtítulos de mi versión de Una nueva esperanza, la cinta de 1977, hacían caso omiso de este episodio cuando es mencionado en un diálogo entre Obi Wan Kenobi (Alec Guiness) y Luke Skywalker (Mark Hamill), el hijo de Anakin. Este episodio, como dije, pasó para mí inadvertido hasta el estreno de El ataque de los clones, donde se narra el origen de los stormtroopers, los soldados al servicio del Imperio en las primeras tres cintas, llamados ahora “clones”, a partir de este segundo filme. Creados por los “clonadores” del planeta Kamino, a partir del ADN del caza recompensas Jango Fett (padre de Boba), los clones se convierten en la principal arma de la República en contra de los sistemas separatistas, para más tarde combatir a los rebeldes bajo las órdenes del emperador.
Bitácora de guerra
Además de la excelente animación, la serie profundiza en la psique de los protagonistas (Anakin, Obi Wan y Ahsoka) así como en las relaciones entre estos y con el resto de los personajes y organizaciones (el senado, el consejo jedi, los líderes de diversos sistemas).
Al igual que la serie de 2003, The clone wars presenta interesantes guiones que recuerdan por su originalidad a series como Batman: the animated series, The last airbender y la ya mencionada Samurai Jack. Curiosamente, salvo Batman, todas las series arriba citadas cuentan una sola historia dividida en varios episodios.
Algunos de estos capítulos dejaban en segundo plano a los protagonistas para explorar las vidas de otros personajes como Boba Fett (“Trampa mortal”, episodio 20 de la segunda temporada), quien busca venganza por la muerte de su padre a manos del maestro jedi Mace Windu, o la psique de los mismos clones, como en el capítulo 10 de la segunda temporada, “El desertor”, sobre un clon que deja el ejército y forma una familia, lejos de los conflictos de la República.
Por otro lado, están los episodios que abiertamente hacen homenajes cinematográficos, como los episodios sobre la bestia de Zillo, que hacen un guiño al cine kaiju, o a la cinta Siete samuráis, de Akira Kurosawa (a quien George Lucas admira) en el episodio “Cazadores de recompensas”.

Fotograma de "El monstruo de Zillo ataca de nuevo"
Producto oportunista o no, la serie es inteligente y entretenida, además de poseer una evidente calidad. George Lucas es uno de esos personajes que logran convertir todo lo que tocan en oro, algo que lo asemeja a los Beatles hoy en día: no importa lo que hagan, sus fieles seguidores estárán siempre ahí con la cartera abierta.
Publicado originalmente en Historias desde la mitad de ningún lugar.
2 comentarios:
Sin duda, es todo un mundo bien organizado y planeado para la pantalla grande, una de las historias más complejas que he visto.
Definitivamente. Esa es una de las cosas que me gustan de Star Wars, su gran mitología.
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