Por Raúl Pérez
En occidente, cuando se habla de animación para adultos, muchos piensan en series como The Simpsons o South Park. No faltará quien piense en pornografía o cite películas de Ralph Bakshi como Cool World (1992) o Fritz the cat (1973). El sexo y el humor se encuentran, de hecho, desde los inicios de la animación, como lo demuestra el cortometraje abiertamente pornográfico Eveready Harton in Buried Treasure, creado entre 1928 y 1929, y las aventuras Betty Boop en la década de los años treinta.
Ante este escenario, la más reciente obra del
animador Genndy Tartakovsky, Primal, es motivo de celebración. Así como
Bruce Timm y Paul Dini utilizaron a Batman para experimentar y contar historias
interesantes, Tartakovsky recoge lo aprendido en Samurai Jack, su obra
más reconocida en los últimos años, para crear una serie brutal y sangrienta,
pero también conmovedora. Tartakovsky y el estudio francés Studio La Cachette recurren
en esta nueva serie una animación sencilla y vibrante que juega un papel
fundamental ante la ausencia de diálogos (salvo en el décimo episodio, los
personajes se comunican con rugidos, gruñidos y ademanes). Mención aparte
merece la música de Tyler Bates y Joanne Higginbottom, sin duda, otra de las
bases sobre las que descansa la serie.
Primal emplea la recurrida
fantasía de mezclar seres humanos con reptiles prehistóricos, y la combina con
elementos del género del terror y así como algunos provenientes de los relatos de
Conan, de Robert E. Howard. La serie narra las aventuras de un cavernícola
(nombrado “Spear” en los créditos), y una tiranosaurio (“Fang”), unidos por la
muerte de sus respectivas familias y la necesidad de sobrevivir en un mundo
hostil. Así inician las aventuras de la pareja que no sólo se enfrenta a animales
prehistóricos y tribus de antropoides, sino también entre sí: el segundo
capítulo muestra, por ejemplo, las dificultades que ambos tienen para adaptarse
y funcionar como un equipo. Spear ve a su compañera de viaje no sólo
como una rival por el alimento, sino que también como una sombra de la tragedia
que le arrancó a su familia.
Primal es una serie casi experimental cargada de acción (“Rage of the ape-men”), en ocasiones casi aterradora ante amenazas monstruosas (“Terror under the blood moon”, “Plague of madness”, “The night feeder”), salpicada de momentos conmovedores que se convierten en verdaderos oasis en medio de la sangre y la violencia (“A cold death”, “The coven of the damned”). Primal es, junto a Samurai Jack, una de las mejores series de animación de las últimas décadas.
1 comentario:
"Para efectos extraños y combinaciones extraordinarias debemos ir a la vida misma, que siempre es mucho más atrevida que cualquier esfuerzo de la imaginación."
- Sir Arthur Conan Doyle
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