domingo, 2 de febrero de 2014

47 ronin


Por Raúl H. Pérez Navarrete

Siempre he disfrutado las películas de efectos especiales, sobre todo aquellas en las que dichos efectos –casi artesanales– sirven para dar vida a paisajes y seres fantásticos (pienso, por ejemplo, en las películas de Ray Harryhausen y en cintas de serie B realizadas por Charles Band). Si bien la llegada de las computadoras al cine cambió radicalmente la forma de plasmar en la pantalla los ensueños de guionistas y directores, de alguna manera (para beneplácito de muchos cinéfilos) la magia permanece.

                47 ronin es una cinta que pertenece al género de la fantasía, género que se inscribe precisamente en este universo de filmes que se apoyan en gran medida en los efectos visuales. La película, dirigida por el debutante Carl Erik Rinsch, es una cinta sencilla, sin mayor pretensión que entretener al espectador; no es una película épica como las recientes adaptaciones de las obras de Tolkien  o la saga de la Guerra de las galaxias  creada por George Lucas, aunque sin duda coquetea con dicho tono.




                Inspirada en el hecho histórico de los 47 ronins que vengaron la muerte de su amo en el siglo XVIII, la cinta posee efectos visuales bien ejecutados, ágiles escenas de acción, así como una escenografía y vestuario notables.  Al leer algunas reseñas así como comentarios de foros en la red, llama mi atención cómo algunas personas señalan las “escenas lentas” así como la poca profundidad de sus personajes. El primer punto es interesante pues pareciera que el cine está cada vez más contaminado por movimientos de cámara violentos y secuencias trepidantes que están condicionando al público; tal vez sólo sea un mal de las películas hollywoodenses de acción pero no dejo de pensar que filmes como The artist son una verdadera hazaña por parte de sus realizadores. El segundo punto es casi un despropósito: 47 ronin es un filme de acción, de fantasía, géneros que no permiten un desarrollo profundo de personajes como sí existe en otros géneros cinematográficos; aun así, los temas del honor y la lealtad están más que presentes[1] y este elemento le agrega una dimensión extra a una historia de guerreros que combaten contra gigantes, brujas y otros seres sobrenaturales[2].

                En conclusión, Carl Erik Rinsch y los guionistas Hossein Amini y Chris Morgan entregan una cinta visualmente atractiva y sin mayores pretensiones. “Palomera”, finalmente.








[1] sobre todo si se toma en cuenta la fuente de inspiración de la película.
[2] El primer avance de la película me hizo recordar a Sucker punch, de Zack Snyder, por la presencia de lo que se podría considerar “fan service” (peleas con espadas, monstruos, magia, etc.)

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