Por Raúl H. Pérez Navarrete
Her green plastic watering can
For her fake Chinese rubber plant
In the fake plastic earth
That she bought from a rubber man
In a town full of rubber plans
To get rid of itself
Radiohead.
Inicié hace unos días la lectura de Cultura mainstream, del periodista y sociólogo francés Frédéric Martel. Es por muchos conocido que la industria del cine es un gran negocio, una gran máquina de blockbusters veraniegos cuyo negocio igualmente abarca la venta de DVDs y productos derivados (para Disney, por ejemplo, sus ganancias incluyen igualmente juguetes y entradas a su diversos parques). Sus estrategias son igualmente conocidas como el uso de grupos focales organizados antes de los estrenos, así como las visitas de estrellas hollywoodenses a países extranjeros (muchas veces signo inequívoco de una mala película).
Sin embargo, al ver la radiografía que Martel presenta en su obra a través de entrevistas a ejecutivos, personas encargadas de marketing, directores de agencias de talentos, publirrelacionistas, entre otros, la industria cinematográfica se presenta como una entidad aún más fría, con poco espacio para la creatividad, y en donde el dinero y la política tienen un papel esencial.
La lectura de los capítulos referentes al cine estadounidense y los dedicados a la industria discográfica me dejan reflexionando si realmente hay algo "real" en alguna parte, algo honesto, lejos de campañas publicitarias millonarias y directivos ambiciosos. Pienso que detrás de la teatralidad de bandas como Slayer -lejos del gran público- existe algo más real que en cualquier artista pop ("I´m a godless heretic/not a god-fearing lunatic/That's why it become my obsession/to treat god like an infection" suena más honesto que "You smile, I smile hey hey hey" de Justin Bieber). Detalles sencillos como el alejamiento de Pearl Jam de MTV o las cintas de John Waters son algunos ejemplos de honestidad creativa en medio de un mundo plástico.
El líder de Nirvana, Kurt Cobain (cuya muerte tenía, entre otros ingredientes, su descontento por la superficialidad de la industria musical) era admirador de R.E.M., banda originaria de Athens, Gerogia en cuya trayectoria veía una forma de navegar por el mundo comercial sin perder su esencia. Más tarde lo compruebo: veo el programa Storytellers y escucho a Michael Stipe explicar con sencillez el origen de algunas de sus célebres canciones... tal vez la esperanza existe después de todo.
2 comentarios:
Qué tal, Raúl. Pues bien, mi comentario va más de acuerdo con el post anterior. Llevo tiempo pensando lo mismo, somos una generación nostálgica, prueba de ello es que Hollywood está apostando a los largometrajes basados en todas las historias con las que crecimos: Hulk, Los Pitufos, Transformers, Voltron, por mencionar algunos de ellos.
Sin duda, lizard, sin duda.
Saludos.
Publicar un comentario